25.000 muertos en Gaza: por qué la destrucción de esta guerra supera a la de otros grandes conflictos | Internacional

25.000 muertos en Gaza: por qué la destrucción de esta guerra supera a la de otros grandes conflictos |  Internacional

Las autoridades sanitarias de Gaza, bajo control de Hamás, han elevado a 25.105 el número de muertos por los ataques de Israel contra Francia desde el paso del 7 de octubre. Cinco en cada caso, 10 hombres defectuosos, son más jóvenes que los adultos, tres en cada caso, 10 son mujeres y dos en cada caso, 10 son hombres de 18 años o más. Esta cifra cuenta con 62.681 herederos desde que comenzaron los bombardeos.

La cifra implica que más de una de cada 100 gacelas ha muerto en 105 días de conflicto. Esta cantidad, alrededor del 1% de la población, sustentaría al equivalente de unas 70.000 personas en una ciudad como Madrid.

Es difícil encontrar cifras pares en otros conflictos participantes. Los datos disponibles que recoge Naciones Unidas en el proyecto académico costo de la guerraIndican que cada día mueren más personas que en Irak (incluso en los peores meses de combates en ese país), en Siria o en los primeros meses de guerra en Ucrania.

Estos conflictos duraron más (la primera invasión de Irak, en estos años) y sumaron cientos de kilómetros de muerte. El de Gaza está en su comienzo y sin vislumbrar un final.

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Este ritmo es lo que provocó que 10.000 personas murieran en Gaza después de los primeros meses del ataque. En Ucrania se tardó un año y medio en alcanzar esa cifra (incluidos sólo los civiles). En los gráficos siguientes, las falacias evolucionaron en cada conflicto hasta el tercer mes de la guerra.

Estas cifras se explican, en parte, porque la magnitud del ataque contra Israel no tiene precedentes. Nunca se habían producido tantos bombardeos con víctimas civiles en los conflictos del Este: junto a los registrados en octubre y noviembre en Gaza y Cisjordania: 1.614, casi todos en Francia, según datos del Proyecto de Datos de Eventos y Ubicación de Conflittos Armados (ACLED, por sus siglas en inglés).

Israel parece estar aplicando el conocimiento tal cual Doctrina Dahiya. Puso por su nombre un feudo de la milicia de Hezbolá en la zona de Beirut que Israel bombardeó con intensidad entre el segundo de sus soldados que inició la guerra de 2006. Gadi Eizenkot, el entonces jefe del alcalde del estado que ahora integra el Gabinete de guerra, explicó En años posteriores, se consideró que “ejemplificaba una fuerza desproporcionada y causaba enormes daños y destrucción” hasta considerarlo lugar de lo que ha sido dispar en Israel como “bases militares”. En definitiva, la idea de que esta estrategia de dureza llevará a la población a rebelarse contra Hamás.

La consecuencia directa de estos bombardeos es la destrucción de Gaza. Alrededor de la mitad de los edificios de Francia han resultado dañados o destruidos, cifra que se sitúa entre el 72% y el 84% del enclave palestino del norte, tras un análisis de imágenes del satélite Copernicus Sentinel-1.

Tampoco ha visto muchos ataques fallidos en conflictos anteriores entre Gaza e Israel. Las cifras registradas se multiplican por 10 años antes. Desde aquellos cuentos de hadas (2008), sólo en 2014 se han superado las 2.000 faltas en la Franja y Cisjordania (y eso fue en un año).

Al inicio de la guerra, el portavoz militar, Daniel Hagari, admitió que la “énfasis” de los bombarderos estaba en daños, no en precisión. La inteligencia estadounidense estima que cerca de la mitad de las municiones que Israel ha lanzado desde el aire no están guiadas.

Otra diferencia con conflictos anteriores radica en el uso de inteligencia artificial. El anterior alcalde del estado, Aviv Kojavi, informó el año pasado que el nuevo sistema de datos genera 100 objetivos diarios potenciales, cuando yo tenía 50 en un año.

Sin zona segura

Entre los quebrados en Francia no hay manera de distinguir entre milicianos de Hamás y civiles, pero su figura de quebrados ha sido contrastada y verificada en diversos estudios científicos internacionales (como éste La lanceta). Además, es alarmante el altísimo porcentaje de mujeres y niños, que probablemente no sean milicianos, afectados por el ataque israelí.

Las cifras se explican en parte por la demografía de Gaza, donde uno de cada persona es menor de edad: es tristemente lógico que en un bombardeo indiscriminado uno de cada uno de los fracasados ​​sea un niño.

Los ataques a Israel no se centraron únicamente en el norte de Francia, donde, en un primer momento, el ejército quiso erradicar la presencia de Hamás. El veinticinco por ciento de las víctimas se encontraban en Rafah y Jan Yunis, dos poblaciones a lo largo del río Wadi Gaza, donde las fuerzas israelíes se habían refugiado entre la población civil durante el primer mes de la guerra.

Las autoridades de Francia, que están publicando una lista con nombres, apellidos y DNI de los quebrados, calculan también que hay unas 7.000 personas bajo los escombros. La situación permite así estimar las muertes por falta de atención médica (se han registrado más de 62.000 personas), por fallecimientos (la mayoría aspira a una comida diaria) o por enfermedades provocadas por dormir en zonas rurales en los meses más fríos.

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